Amy:
Quiero que estas navidades
sean únicas, que no se olviden fácilmente. Aunque no estés a mi
lado, te recordaré y espero que tu también a mi. Espero que te
guste el regalo que te preparé. Siempre me decías que querías algo
así. Pues ya lo tienes y pronto tu regalo principal también
llegará. Por favor no te vayas a dormir temprano...
Jeremy.
Leí la carta que mi madre dejó en la
mesa antes de irse corriendo por las escaleras. Era de mi padre.
Mi madre ya bajaba vestida e iba
directamente a la puerta. Me quedé en el salón mirando el fuego de
la chimenea. En poco tiempo tendría que salir para encontrarme con
unos amigos. Me levanté y me dirigí a mi cuarto, en la puerta
principal estaban mis padres abrazados, hablando a trompicones de por
qué vino desde tan lejos y qué pasaba con el trabajo. Mi padre no
venía a menudo porque trabajaba lejos de casa. Realmente no me
importaba que no estuviese por casa pero mi madre no lo pasaba tan
bien y le echaba mucho de menos.
- Hola papá, -saludé rápidamente y
me dirigí a mi madre- mamá, ya me voy.
- Vale, no vuelvas muy tarde.
- Pero que no sea antes de las once
-intervino mi padre-.
- Siiiiii -dije, mirándolos
sospechosamente pero sin darle mayor importancia-.
Me preparé y me fui al café donde
habíamos quedado. Cuando llegué ya estaban todos y me habían
guardado un sitio. El café estaba precioso, me encantaba la navidad
por las luces y principalmente por los regalos. Cada año ponían
unas luces diferentes y esta vez no se quedaron cortos. Cuando me
senté con mis amigos ya estaban inmersos en una conversación de qué
tenían pensado hacer para año nuevo. Intenté cojerle el hilo a la
conversación pero después de un rato me distraje con las luces de la
ventana. Tenía que admitirlo, ya no era lo mismo sin mi mejor amigo
que se había ido a vivir a otra ciudad por el trabajo de sus padres.
Nos conocíamos desde pequeños, siempre estuvimos juntos hasta
ahora. Se fue hace dos meses y desde unas semanas no recibo noticias
suyas. Pensando en esto me acuerdo de mis propios padres. Me gustaría
que estuviese aquí al menos por poco tiempo, era mi mejor amigo y le
necesitaba.
Estando perdida en mis pensamientos me
di cuenta de que unos ojos me estaban observando por el reflejo del
cristal. Entonces esa persona escribió algo en el cristal:
Te he echado de menos Alicia
Me di la vuelta
para ver quién era y me encontré con él, mi mejor amigo. Me
levanté de un salto y fui hacia él. Antes de que pudiera decir nada
le abracé y me llevó hacia fuera porque todos nos miraban. Salimos
deprisa y entonces le pregunte extrañada:
-¿Cómo es
que estás aquí?
-Hablé con
mis padres y me dejarán volver de vez en cuando para quedarme en
casa de mis tíos.
-Entonces...¿te
quedas? -lo dije sin poder esconder la emoción-.
-¡Sí!
-entonces volvimos a abrazarnos-.
Cuando nos
separamos fuimos con el resto de nuestros amigos para contarles las
noticias. La conversación derribó en otra cosa y todos empezaron a
hablar de otras cosas pero una de mis amigas no paraba de mirarme y
le pregunté que pasaba:
-¿Qué pasa?
-¿Te ha
contado por qué ha vuelto?
-No, bueno me
dijo que habló con sus padres y tal pero no se.
-Pues
pregúntale que yo no voy a decir más de la cuenta.
Me dejó confusa
así que miré a Jake -mi mejor amigo- y le dije que se pusiera a mi
lado para hablar. Había mucho alboroto pero era normal para ser
navidad, me acerqué más para poder hablar sin tener que levantar
mucho la voz:
-Tengo una
pregunta.
-¿Cuál es?
-¿Por qué
has vuelto?
-¿Es que no
te alegra que haya vuelto? -me dijo medio en broma-. Claro que es
porque te echaba de menos.
-Yo también
te eché de menos -después de decir esto nos volvimos a abrazar-.
-Te he traído
un regalo.
-¿Un regalo?
-lo dije mirando como sacaba algo de su chaqueta. Era una pequeña
cajita, me la dio y cuando la abrí vi que era un colgante-.
-Se abre
-entonces intenté abrirlo y vi una frase dentro. Me quedé pensando
en qué pasaría de ahora en adelante. La verdad es que no me lo
esperaba-.
Lo único que
hice fue sonreír pero me entendió, nos entendíamos bien. Cuando nos íbamos a ir, salimos juntos y me dio un beso de despedida.
-Nos vemos
mañana.
-Hasta mañana
-me despedí y me fui a mi casa sin poder parar de sonreír-.
Tras unas semanas
me esperaba otro notición. Un hermanito. Esas navidades sí que
fueron inolvidables.
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